Un 5 de marzo de 1932, se inauguraba el estadio Luna Park de Bs. As. en la famosa manzana de Corrientes-Bouchard-Lavalle-Madero, por entonces con tres tribunas y sin techo. Los artífices de tamaño emprendimiento fueron Ismael Pace y José Lectoure, quienes costeaban los 700 pesos mensuales en concepto de alquiler por un baldío y se jugaron el todo por el todo para concretar el sueño del pibe.
Amílcar Cafferata se dio el lujo de ser el pionero en adjudicarse un triunfo por fuera de combate en aquel recinto y una semana más tarde, Víctor Peralta se convertía en el campeón de la tristeza al destronar a Justo Suárez.
El gigante de Sudamérica también fue sede para Troilo y para Pugliese, para tribunas políticas multicolores, concursos de baile, carnavales floridos, algún romance de leyenda. Pero su alma transpiró siempre boxeo, como casa y vidriera de todas nuestras figuras, y de los ilustres extranjeros que dejaron su huella en el cemento fresco: Dempsey y Ali abrazaron allí sus ovaciones, y hubo también marco de oro para Saddler, Archie Moore, Gavilan, Shirai, Godoy, Fernandino, Logart, Galiana, Dogomar, Laguna, Griffith, Ebihara, Valdés, Ignacio Ara, Pambelé.
Asimismo, el Luna Park ha sido el hogar para joyas irremplazables de la talla de Justo Suárez, José María Gatica, Pascual Pérez, Horacio Accavallo, Nicolino Locche, Oscar Bonavena, Carlos Monzón, Víctor Galíndez, Ramón La Cruz, Horacio Saldaño, Abel Cachazú, Hugo Corro, Santos Laciar, Gustavo Ballas, Sergio Víctor Palma, Juan Domingo Roldán, Juan Martín Coggi, Jorge Fernando Castro... Y es hoy, sin dudas, la casa de Omar ``el huracán´´ Narváez y de Marcela ``la tigresa´´ Acuña.
Nota: Datos extraídos del libro NARICHES CHATAS
(de Enrique Martín, ed. Dunken).
Por Diego Romero.
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