
Un 24 de Marzo de 1975 en el Coliseo Richfield de Ohio, un obrero del boxeo estaba en un ring con el gran Muhammad Ali y disputando la corona del mundo. La cenicienta de esta historia era Chuk Wepner, un vendedor de licores de Nueva Jersey. Su carrera era discreta y sus derrotas frente a Liston Foreman, ya le habían dado el rótulo de probador. Pero su guapeza hizo que Don King le diera una chance. En principio, firmó para tener su revancha con George Foreman, pero Ali logró la hazaña de la jungla y automáticamente se convirtió en retador de Muhammad. La pelea fue dominada por el campeón, pero Chuk tuvo su momento de gloria al derribar al pupilo de Angelo Dundee en el noveno -cualquier parecido con Ringo Bonavena es pura coincidencia-, porque Wepner también cayó en el round 15. Un frustado actor de reparto llamado Sylvester Stallone, que mientras miraba la pelea imaginaba un guión de cine presentó el proyecto y así nació Rocky Balboa, una copia del verdadero héroe de esta historia, alguién de carne y hueso llamado Chuk Wepner.
Por José Bocassi.
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